Capilla Brancacci

Situada dentro de la Iglesia de Santa María del Carmine, hay una de las capillas más bellas del Renacimiento florentino. La construcción fue un encargo de Pietro Brancacci, miembro de una poderosa familia florentina, pero los frescos fueron encargados por Felice Brancacci, un rico mercader y político de la Florencia del siglo XV, a Masolino y Masaccio en 1424, en honor de su antepasado Pedro. Las escenas tenían que representar algunos momentos fundamentales de la vida de San Pedro, el patrón de la rica familia. Las obras, sin embargo, fueron completadas por Filippino Lippi a finales del año 1400.
Probablemente un milagro salvó la capilla durante el incendio devastador de 1771. Los frescos se ennegrecieron y quedaron parcialmente dañados. Para avivar los colores, a finales de los ochentas se llevó a cabo un importante trabajo de restauración que permitió recuperar el esplendor original de las obras.

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